jueves, 13 de octubre de 2011

Movimiento Moderno en América Latina

   El Movimiento Moderno plasma sus raíces en el Siglo XIX. Pero no es hasta los primeros años del Siglo XX que se comienza a dar una nueva forma de concebir la arquitectura Moderna, influenciada por los estilos europeos y norteamericanos. Luego, este movimiento se fue expandiendo por todo el mundo, en sus diversas manifestaciones como expresión de la modernidad, buscando aportar nuevas creaciones, caracterizadas por las líneas puras y el racionalismo.

   América Latina, se comienza a identificar con el Movimiento Moderno, por medio de las artes vanguardistas, a mediados del Siglo XX. Esto propulsado gracias a la búsqueda de innovación en la producción artística. En algunos países, se relacionó también con la literatura y las revistas literarias. Por medio de los artículos de proyectos y arquitecto, servían de cierta forma como una propaganda a la arquitectura.

   En 1930, este movimiento arquitectónico, se comenzó a propagar con mayor influencia. Esto se da por la llegada del arquitecto Frances, Le Corbusier a Latinoamérica, con la intención de impartir ciertas conferencias para los arquitectos seguidores de este nuevo movimiento moderno. Estas se llevaron a cabo en distintos países, como Argentina o Brasil. En donde fue de gran ayuda para arquitectos seguidores, como Amancio Williams, Niemeyer o en el caso de México, Mario Pani Darqui.

   Durante el desarrollo moderno en América Latina, Latinoamérica se encontraba en una posición bastante reconocida en cuanto a la “arquitectura moderna”. Se comenzó a producir arquitectura altamente innovadora reflejada en ciudades universitarias, viviendas públicas, etc. En donde los diseños contaban con mayor inventiva y una asociación  junto con lo moderno y los rasgos locales.
   Pero esta compatibilidad no se dio desde el principio. Al comienzo, Latinoamérica adoptó las ideas “modernas” de la cultura Occidental, llevándola a una fusión cultural. Esta fusión se dio en muchas formas, se llegó a combinar desde el lenguaje, la religión, hasta costumbres y expresiones artísticas. En la historia latinoamericana, siempre se ha encontrado presente los procesos de adaptación y adopción.
   El campo arquitectónico sufrió varios cambios importantes, al igual que todo en la modernidad. En la arquitectura se identifica el fenómeno mencionado antes; de adopción, que hace referente a la copia de edificios. En América Latina existen edificios que podrían estar tanto en Asia como en Canadá. Esto se da porque han sido adoptados en vez de adaptados a un contexto determinado.

   Es a partir de la década de lo cuarenta y cincuenta que en el desarrollo arquitectónico latinoamericano se comienza a ver la influencia de los arquitectos, en el nuevo movimiento moderno, por estilos europeos y norteamericanos.
Esta dialéctica se mantiene durante toda la evolución de la arquitectura contemporánea en América Latina.
   Se tenía un concepto de que Latinoamérica no era capaz de diseñar sus propias ciudades.
   Durante el período 1930-1945, se genera un razonamiento entre dos líneas intervenidas por el movimiento moderno. En una lado se encuentran las obras de estilo internacional, en donde la intención es acercarse lo más posible a los modelos o normas extranjeras. Mientras que en el otro se encuentra una arquitectura que busca una síntesis entre lo moderno y el contexto local, la tradición o cultura y lo contemporáneo impartido por las influencias internacionales.

   Después de la I Guerra Mundial, se propagó una crisis del modelo europeo y norteamericano, esto permitió la reflexión de lo propio en los países latinoamericanos. Se dio una tendencia en donde se adaptaba el estilo europeo junto con el espíritu del lugar. Se comenzó a tomar más en cuenta lo que la cultura y la tradición latinoamericana tenían por ofrecer.  
  Un claro ejemplo, lo podemos observar en proyectos como el Banco de Londres en Buenos Aires, en donde el diseño del edificio comienza a mostrar un mayor potencial de arquitectura argentina. Ya no es sólo una réplica de alguna corriente europea o norteamericana, sino que este concepto es adaptado para un lugar o contexto específico.

   Muchos de los arquitectos de los 20 y los 30 tenían una visión de modernidad que se verificaba en la literatura, en las artes plásticas y a nivel teórico en la arquitectura dentro de ellos, podemos encontrar a arquitectos como Luis Barragán, Eladio Dieste, Rogelio Salmona, Alberto Prebisch, Amancio Williams, entre otros. Ellos logran combinar logros plásticos del estilo internacional junto con costumbres de usos latinoamericanos.


   En el artículo de Ignacio Aristimuño, El alcance de la arquitectura moderna en América Latina, se hace referencia a la situación actual de la arquitectura Latinoamericana y como se llegó a ese estado.
   Se habla de un diseño homogenizado que perjudica el valor cultural y por ende este se encuentra fuera de su contexto. Hablamos de cómo los proyectos arquitectónicos en Latinoamérica de ven afectados por la adopción de las corrientes europeas y norteamericanas. Los diseños buscaban una simplicidad de la forma, racionalidad y eficiencia y eliminación de todo ornamento, esto dejó tendencias sometidas a la estructura necesidades técnicas. Una de ellas la llamada racionalista-funcionalista que buscaba satisfacer las necesidades de la sociedad industrializada. Esta tendencia fue impulsada por Le Corbusier mediante el uso de volúmenes puros, líneas simples y superficies lisas. Le Corbusier buscaba imponer un diseño basado en la racionalidad y funcionalidad de los espacios. Lo que determinó como la máquina hecha para ser habitada.
   Le Corbusier fue uno de los fundadores del CIAM (Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna) en donde moldeó el Estilo Internacional con el propósito de expandirlo e imponerlo, mediante una serie de estándares aplicables a cualquier parte del mundo.
   El Grupo Autral se ocupaba de difundir el ideario de Le Corbusier. En done tomaban los principios modernos y los ponían en juicio para su aplicación en proyectos y obras.
"Entendían al arquitecto como un profesional que respondía a necesidades concretas y, también, captaba los movimientos sociales y culturales, reflejándolos en su producción”. Se encargaban de que los principios de la arquitectura moderna fueran viables para cualquier contexto en que se fuera a emplazar un proyecto. Gracias a esta posibilidad, edificios iguales se construyeron en cualquier parte del mundo.

   La arquitectura latinoamericana fue evolucionando; se dio un periodo en que la innovación de los diseños que se dieron en varios países del continente dejaron al resto del mundo como espectadores únicamente. Dichos diseños de arquitectura moderna latinoamericana; de ciudades universitarias y construcciones de viviendas populares, se dieron a conocer por medio de varias exhibiciones (Feria Mundial de 1939 en Nueva York, y MoMA2) y publicaciones (Violich, 1944; Myers, 1952; Hitchcock, 1955; Mindlin, 1956, etc.).

   Dado al primer concepto que se tenía de Latinoamérica de adopción de proyectos arquitectónicos, se tenía un concepto de una América Latina incapaz de diseñar sus propias ciudades. Que con el proyecto de Brasilia (1960), se dejó mostrar esa adopción.

   En Brasil podemos apreciar la esencia de un lugar lleno de tradiciones, expresados en la arquitectura brasileña. Oscar Niemeyer es un arquitecto reconocido, al igual que presenta cierto grado de entendimiento con esa particularidad del contexto de las raíces brasileñas
   Le Corbusier fue siempre para Niemeyer el "fundador de la arquitectura contemporánea", y lo admiró principalmente por la tendencia plástico-artística que supo integrar a la funcionalidad.
   Como uno de sus grandes proyectos, y junto a Lúcio Costa, Niemeyer diseño Brasilia debido a que ganan un concurso para diseñar la nueva ciudad capital en el centro del país. Niemeyer queda a cargo de los proyectos de los edificios y Lúcio Costa del plan de la ciudad y toda la parte urbanística.
Dentro de los edificios diseñados por Niemeyer (edificios residenciales, comerciales y administrativos) se encuentra la residencia del Presidente (Palácio da Alvorada); el Congreso Nacional (la Cámara de los Diputados y el Senado Federal); la Catedral de Brasilia, etc.

   Brasilia (1960) es vista mundialmente como el mayor logro de la arquitectura moderna. Una ciudad construida y planeada en papel, para 600.000 habitantes. Fue en su época una obra de gran magnitud, que debido a distintas situaciones llevó al país a la banca rota. El diseño imponía un programa urbano sumamente rígido y mecanicista, pero lastimosamente no cumplió con las necesidades locales y las expectativas de un nuevo pensamiento urbano que surgió ante la modernidad, que a pesar del intento no logró un mayor vínculo con el “espíritu del lugar” o el contexto socio-cultural.

   Brasil y México fueron los principales propulsores de la arquitectura moderna en la región. Para México la modernidad significó más una inversión del gobierno hacia las construcciones de viviendas y hospitales al igual que edificios gubernamentales. La arquitectura moderna mexicana tenía un enfoque más hacia lo social, bajo una idea de progreso.
   Uno de los grandes ejemplos de la arquitectura moderna en México es el artista de vanguardia Juan O’Gorman, quien introdujo las teorías de Le Corbusier a través de las llamadas “casa funcionales”. Proyectos funcionalistas diseñados con hormigón armado que además de ser atractivos, ofrecían una mayor eficiencia al mínimo costo.
   “El arquitecto que no razone es un mistificador que se aprovecha de la falta de conocimiento del público.”
   O’Gorman plantea esta idea al presentar un proyecto en el cual propone responder al problema de carencia de espacio habitable.
   Él no proponía formas sólo dejaba que la función en el espacio creara la forma o su envolvente como lo mencionaba el.  Muestra una relación con Le Corbusier, en cuanto al funcionalismo, “la planta es el generador”.

   Durante el desarrollo de la modernidad en la cultura arquitectónica latinoamericana, podemos determinar tres conceptos protagonistas, identidad, modernidad y crisis. Al enfrentar esta polémica se cuestiona la manera en que se llega a diseñar, proponer arquitectura moderna, logrando conservar y desarrollar la identidad nacional del contexto en que se lleve a cabo. Esta polémica se ha dado desde comienzos del S. XX, en la búsqueda de un proyecto innovador pero sin perder la esencia local ni la historia de éste.
   En el Movimiento Moderno implantado en América Latina, se puede detectar como a través del desarrollo de la cultura latinoamericana, siempre ha existido una constante tensión por lograr alcanzar una identidad propia.
   Entendemos identidad como conjunto de características culturales que permiten reconocer a una sociedad de otra. Esta identidad se vuelve propia de los sujetos, nace en el momento en que se da un auto reconocimiento del que se pertenece a un grupo particular.
   En un principio, tanto los arquitectos, como todos los ciudadanos latinoamericanos se encontraban sensibles a nuevas corrientes europeas y norteamericanas.
Como consecuencia de esta situación surgió la adopción de modelos ya mencionada antes. Un proyecto desarrollado en Europa podía ser visto en cualquier parte de América Latina. Pero por más que estos proyectos fueron exitosos en su contexto, no respondían a las necesidades de la realidad latinoamericana.

   Entendemos entonces que durante el desarrollo de la modernidad, en donde se busca seguir unas normas de diseño homogéneas, se ha ido destruyendo y negando la herencia cultural de los pueblos latinoamericanos. Esto se dio como resultado al tratar de imponer las formas políticas más avanzadas de Europa y Norteamérica en las ciudades latinoamericanas. Donde tales implementaciones arquitectónicas están fuera de contexto y en deterioro de su propio valor cultural.